En medio de la creciente tensión en la región, Irán ha emitido órdenes a sus fuerzas armadas para que se mantengan en estado de alerta ante un eventual ataque de represalia por parte de Israel. Sin embargo, también se les ha instruido a buscar formas de evitar un conflicto directo, especialmente tras haber presenciado la devastación que sufrieron sus aliados en Líbano y Gaza.

Cuatro altos funcionarios iraníes, que prefirieron permanecer en el anonimato para poder discutir los delicados preparativos militares, compartieron detalles en entrevistas telefónicas esta semana. Según estos funcionarios, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ha ordenado a las fuerzas armadas que elaboren múltiples estrategias militares que les permitan responder a un posible ataque israelí.

Los funcionarios explicaron que la magnitud de cualquier represalia iraní dependerá en gran medida de la severidad de los ataques que Israel decida llevar a cabo. En sus declaraciones, indicaron que si los bombardeos israelíes —que se producen en respuesta a una serie de misiles lanzados por Irán a principios de este mes— causan daños significativos y un alto número de bajas, Irán no dudará en tomar represalias. Por el contrario, si el ataque israelí se limita a unos pocos puntos militares y almacenes de misiles y drones, Irán podría optar por no responder.

Además, los funcionarios señalaron que Jamenei ha establecido que la respuesta de Irán sería contundente si Israel atacara infraestructuras críticas, tales como instalaciones petroleras, energéticas o nucleares, o si llegara a asesinar a figuras de alto rango del país.

Entre las posibles respuestas que se están considerando, aquellos funcionarios, incluidos dos miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, mencionaron las siguientes acciones:

• Despliegue de hasta 1000 misiles balísticos.
• Aumento de los ataques de grupos militantes iraníes en diversas regiones.
• Interrupción del flujo de suministros energéticos a nivel mundial.
• Bloqueo del tránsito marítimo a través del estratégico Golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz.

La situación se mantiene tensa y cualquier desenlace podría tener repercusiones significativas en la estabilidad de la región y más allá.